EL MUNDO INTERIOR DE UNA BAILARINA
Ella,
Camila Arenas, Camilita para su familia, Cami para sus amigos, sale de su
apartamento todos los días tipo 6 de la tarde con un vestuario bastante sexy
para dirigirse a su lugar de trabajo. Ella es una joven con 1.58 cms de estatura ,
facciones bonitas, cabello negro largo y piel morena; una mujer que por su
belleza no le es indiferente a la mirada
de cualquier hombre.
Desde
hace 4 meses aproximadamente, tiempo que llevo de estar viviendo en un conjunto
residencial de Girón, siempre había
tenido la curiosidad de saber qué tipo de trabajo realizaba esta mujer;
interrogante que fue resuelto un domingo cuando por casualidad de la vida llegó
un primo de visita a mi casa y al verla me contó que él la conocía porque trabajaba
como bailarina en un barra dance llamado Roxys , situado en la zona rosa de la
ciudad de Bucaramanga.
De
este modo, pensé en lo interesante que sería hablar con ella para preguntarle acerca de su
oficio. Así pues, muy respetuosamente me dirigí a su apartamento y logré
entablar una conversación bastante agradable con ella. Cuando inicialmente le
pregunté acerca de su oficio me
respondió: “trabajo con una agencia que nos contrata para bailar en varios
establecimientos de la ciudad; entre ellos están Gisells y Roxys barra dance”. Andrea se queda por un momento cayada y luego
dice: “ al principio como todo fue duro empezar a laborar en esto porque uno no
está acostumbrado, pero fue la situación económica por la que estábamos
atravesando con mi familia la que hizo que
dejara a un lado la timidez y aceptara practicar este oficio”.
“La
verdad me concienticé de que no estaba haciendo nada malo, y es cierto porque
aunque muchos no lo crean no soy una prostituta, simplemente ejercito el baile
de Pole Dance; danzo al ritmo de la música usando como elemento principal de la
coreografía un tubo. Si he aprendido algo es que para que todo salga bien
durante la presentación lo único que hace falta es perder el miedo y dejarse
llevar”.
“ No
puedo decir que todo es color de rosa en este oficio porque el jefe nos exige 4
horas diarias de gimnasio, una excelente
presentación, el uso de un vestuario bastante descarado y la invención de una coreografía
con pasos muy eróticos para que en el momento del baile el cliente se deje
seducir por los movimientos sensuales que hacemos nosotras las bailarinas y se
animen a comprar la mayor cantidad del trago que ofrece el establecimiento”.
Camila
manifiesta que un recuerdo que la dejó marcada para toda su vida y bastante
desagradable que tiene de hace 4 cuatro años cuando recién empezó en el barra
dance, es el de un hombre que después del show se le acercó y le dijo que necesita preguntarle algo. Ella, con
una mirada de tristeza dice: “ en esos momentos era una niña muy ingenua y confiada, sin pensarlo salí del lugar junto a
este hombre para saber qué era lo que me
tenía que decir. Lo peor ocurrió cuando en compañía de otros dos hombres, este
miserable a la fuerza me metió a una camioneta
y a las afueras de la ciudad me violó;
fruto de dicha violación nació Valentina,
hoy en día una niña de 5 años a la que adoro con todo mi corazón, que
tuvo que aguantar de mi parte desprecios y rencores sin tener la culpa de
nada”.
La
joven cuenta que después de lo ocurrido, no pudo ni estudiar ni trabajar, y que
lo único que sentía era un rencor indescriptible por los hombres. Además, la
pobreza y las necesidades por las que
atravesaba diariamente hicieron que ella cogiera fuerzas y volviera a trabajar
como bailarina de barra dance. Ella no
tenía otra alternativa; pues Valentina, su hija, ya estaba a punto de ingresar al colegio, su
mamá estaba enferma y ella no podía
desampararlas.
Camila
se detiene un instante para recibir una llamada y luego dice: “Estaría mintiendo
si digo que cuando reingresé a mi labor de bailarina no tuve miedos, por supuesto;
ahora era una mujer mucho más desconfiada y con un carácter bastante fuerte.Lo
único que me interesaba era ir, cumplir con hacer el show y esperar a que llegara el fin de mes para que me
pagaran el sueldo. Así fue pasando el tiempo, siempre tuve la esperanza de
conseguir algo mejor y como dicen por ahí Dios no lo desampara a uno; pues
conseguí gracias a un cliente muy respetuoso y consiente de mi situación, trabajo
con una agencia en la que me encuentro
trabajando hasta el día de hoy”.
“En
varias ocasiones se ha presentado la oportunidad en la uno que otro hombre de
los que están presentes en el show han
intentado faltarme al respeto; pues hacen comentarios bastantes
desagradables que pueden llegar a desestabilizarme en cualquier momento, pero con el tiempo uno
aprende que todo es cuestión de saber manejar con inteligencia la situación y
punto”.
La
mujer manifiesta que en el barra dance labora desde el lunes hasta el sábado en
el horario de 8pm a 2am , que cuando llegaal lugar de trabajo se olvida de que su nombre es Camila Rueda y se
transforma en la consentida; sobrenombre
con el que la conocen en el bar. Luego,
Camila de una manera sensata cuenta que aunque muchos clientes después del show, le
ofrecen buenas cantidades de dinero a cambio de que pase toda una noche con
ellos; se niega y les hace entender que su labor es únicamente
la de bailarina porque el baile
es un placer que vive a diario.
Camila
se sonroja y afirma : “Yo bailo todo el tiempo: mientras me baño, mientras me
visto, mientras cocino, en el bus, en la bicicleta de spinning y hasta en los
pasillos del supermercado. El baile es un ejercicio que me hace olvidar de los
problemas, las tristezas y demás cosas por las que a veces uno llega a sentirse
desesperado. En estos momentos de mi vida puedo decir que soy feliz con lo que
hago, practico el baile de Pole Dance porque necesito de este oficio para
mantener a mi familia ; además soy de
las personas que piensa en que el baile es uno de los placeres mas completos,
un don que Dios me dio para valerme por mí misma y que hay que aprovechar.”
Finalmente,
concluye Camila diciendo: “La verdad no se imagina como duele el hecho de que
las personas hagan comentarios y lo
cataloguen a uno como “vagabunda” simplemente por el hecho de bailar en un
barra dance, sin saber realmente la situaciones por las que uno ha tenido que
pasar o en las que se encuentra. De todas formas tengo la conciencia tranquila porque sé que
lo que hago lo hago con gusto y sin hacerle daño a nadie”.