1 oct 2012

CRÓNICA 4


EL MUNDO INTERIOR DE UNA BAILARINA


 





 
 
Ella, Camila Arenas, Camilita para su familia, Cami para sus amigos, sale de su apartamento todos los días tipo 6 de la tarde con un vestuario bastante sexy para dirigirse a su lugar de trabajo. Ella  es una joven con 1.58 cms de estatura , facciones bonitas, cabello negro largo y piel morena; una mujer que por su belleza no le es indiferente a  la mirada de cualquier hombre.
Desde hace 4 meses aproximadamente, tiempo que llevo de estar viviendo en un conjunto residencial  de Girón, siempre había tenido la curiosidad de saber qué tipo de trabajo realizaba esta mujer; interrogante que fue resuelto un domingo cuando por casualidad de la vida llegó un primo de visita  a mi casa y al verla  me contó que él la conocía porque trabajaba como bailarina en un barra dance llamado Roxys , situado en la zona rosa de la ciudad de Bucaramanga.
De este modo, pensé en lo interesante que sería hablar  con ella para preguntarle acerca de su oficio. Así pues, muy respetuosamente me dirigí a su apartamento y logré entablar una conversación bastante agradable con ella. Cuando inicialmente le pregunté  acerca de su oficio me respondió: “trabajo con una agencia que nos contrata para bailar en varios establecimientos de la ciudad; entre ellos están Gisells y Roxys barra dance”.  Andrea se queda por un momento cayada y luego dice: “ al principio como todo fue duro empezar a laborar en esto porque uno no está acostumbrado, pero fue la situación económica por la que estábamos atravesando con mi familia la que hizo que  dejara a un lado la timidez y aceptara practicar este oficio”.
“La verdad me concienticé de que no estaba haciendo nada malo, y es cierto porque aunque muchos no lo crean no soy una prostituta, simplemente ejercito el baile de Pole Dance; danzo al ritmo de la música usando como elemento principal de la coreografía un tubo. Si he aprendido algo es que para que todo salga bien durante la presentación lo único que hace falta es perder el miedo y dejarse llevar”.
“ No puedo decir que todo es color de rosa en este oficio porque el jefe nos exige 4 horas diarias de gimnasio,  una excelente presentación, el uso de un vestuario bastante descarado y la invención de una coreografía con pasos muy eróticos para que en el momento del baile el cliente se deje seducir por los movimientos sensuales que hacemos nosotras las bailarinas y se animen a comprar la mayor cantidad del trago que ofrece el establecimiento”.
Camila manifiesta que un recuerdo que la dejó marcada para toda su vida y bastante desagradable que tiene de hace 4 cuatro años cuando recién empezó en el barra dance, es el de un hombre que después del show se le acercó y le  dijo que necesita preguntarle algo. Ella, con una mirada de tristeza dice: “ en esos momentos era una niña muy ingenua y  confiada, sin pensarlo salí del lugar junto a este hombre  para saber qué era lo que me tenía que decir. Lo peor ocurrió cuando en compañía de otros dos hombres, este miserable a la fuerza me metió a una camioneta  y a las afueras de la ciudad  me violó; fruto de dicha violación nació Valentina,  hoy en día una niña de 5 años a la que adoro con todo mi corazón, que tuvo que aguantar de mi parte desprecios y rencores sin tener la culpa de nada”.
La joven cuenta que después de lo ocurrido, no pudo ni estudiar ni trabajar, y que lo único que sentía era un rencor indescriptible por los hombres. Además, la pobreza y las necesidades por  las que atravesaba diariamente hicieron que ella cogiera fuerzas y volviera a trabajar como bailarina de barra dance. Ella  no tenía otra alternativa; pues Valentina, su hija,  ya estaba a punto de ingresar al colegio, su mamá estaba enferma  y ella no podía desampararlas.
Camila se detiene un instante para recibir una llamada y luego dice: “Estaría mintiendo si digo que cuando reingresé a mi labor de bailarina no tuve miedos, por supuesto; ahora era una mujer mucho más desconfiada y con un carácter bastante fuerte.Lo único que me interesaba era ir, cumplir con hacer el show y esperar  a que llegara el fin de mes para que me pagaran el sueldo. Así fue pasando el tiempo, siempre tuve la esperanza de conseguir algo mejor y como dicen por ahí Dios no lo desampara a uno; pues conseguí gracias a un cliente muy respetuoso y consiente de mi situación, trabajo con  una agencia en la que me encuentro trabajando  hasta el día de hoy”.
“En varias ocasiones se ha presentado la oportunidad en la uno que otro hombre de los que están presentes en el show han  intentado faltarme al respeto; pues hacen comentarios bastantes desagradables que pueden llegar a desestabilizarme en  cualquier momento, pero con el tiempo uno aprende que todo es cuestión de saber manejar con inteligencia la situación y punto”.
La mujer manifiesta que en el barra dance labora desde el lunes hasta el sábado en el horario de 8pm a 2am , que cuando llegaal lugar de trabajo se  olvida de que su nombre es Camila Rueda y se transforma en la consentida; sobrenombre con el que la  conocen en el bar. Luego, Camila de una manera sensata cuenta que  aunque muchos clientes después del show, le ofrecen buenas cantidades de dinero a cambio de que pase toda una noche con ellos;  se niega y  les hace entender que su labor es únicamente la de bailarina  porque  el baile  es un placer que vive a diario.
Camila se sonroja y afirma : “Yo bailo todo el tiempo: mientras me baño, mientras me visto, mientras cocino, en el bus, en la bicicleta de spinning y hasta en los pasillos del supermercado. El baile es un ejercicio que me hace olvidar de los problemas, las tristezas y demás cosas por las que a veces uno llega a sentirse desesperado. En estos momentos de mi vida puedo decir que soy feliz con lo que hago, practico el baile de Pole Dance porque necesito de este oficio para mantener  a mi familia ; además soy de las personas que piensa en que el baile es uno de los placeres mas completos, un don que Dios me dio para valerme por mí misma y que hay que aprovechar.”
Finalmente, concluye Camila diciendo: “La verdad no se imagina como duele el hecho de que las personas hagan comentarios y  lo cataloguen a uno como “vagabunda” simplemente por el hecho de bailar en un barra dance, sin saber realmente la situaciones por las que uno ha tenido que pasar o en las que se encuentra. De todas formas  tengo la conciencia tranquila porque sé que lo que hago lo hago con gusto y sin hacerle daño a nadie”.
 

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