UN
OFICIO MUY VALIOSO
Desde hace dos meses la
famosa gorda de Botero dejó de ser la única figura que es posible encontrar
siempre en el parque San Pio; pues desde hace este tiempo Santiago Ramírez asumió
una labor muy linda y no muy común como
es la de cuidar perros.
En el trayecto que debo
recorrer diariamente con la ruta que va
de Girón a la Uis, he podido notar que a eso de las 8:00 am en este lugar se
reúnen gran cantidad de perros de todos los tamaños que se encuentran al cuidado
de una sola persona; hecho bastante curioso
que genera en mi una sensación de felicidad. Durante estos últimos meses
me he estado preguntando ¿qué hace un joven con tantos perritos a esa hora y en el parque San Pio?, no aguanté
más esta incertidumbre y por ello decidí cuestionar al joven que veía junto a
los perritos.
El día 4 de Junio aproveché
que tenía clase en la mañana y como de costumbre tomé el bus que va hasta la
universidad un poco más temprano ; esto con el fin de hablar directamente con el personaje. Al
llegar al lugar sentía un poco de vergüenza ya que iniciar de un momento a otro y hacer preguntas a una
persona desconocida no resulta ser tan fácil como parece.
Vaya sorpresa la que me
llevé; pues logré entablar una conversación bastante agradable con Santiago ,
un joven de 21 años amante de los animales ; quien me explicó que hacia 6 meses
decidió dedicar las mañanas que son el único tiempo libre que tiene para
realizar un oficio agradable como lo es encargarse del cuidado de perros a quienes ofrece la oportunidad de darles un
poco de recreación.
En el transcurso de la conversación Santiago sonrié y dice que como
todo esta actividad tiene un costo. Desde las 7 de la mañana inicia su labor en
la que los dueños de cada canino pagan $2ooo pesos por una hora de cuidado a su
mascota.
Mientras el joven me
explicaba acerca de su oficio , yo aprovechaba para acariciar 6 perritos que
hasta el momento tenía para su cuidado; uno de ellos me dejó encantada, pues
era un Beagle bastante particular , muy
cariñoso que lo único que pedía era juego. De tal manera, durante este lapso de
tiempo los perros se divierten y al tiempo permiten que este joven logre reunir
$20.000 pesos diarios al llegar mediodía. Esta actividad y la manera en que el
joven se dirigía a sus clientes me generó gran impresión y al mismo tiempo le dije que lo felicitaba
porque esa actividad no la hace todo el mundo.
Santiago me dijo que era un
oficio que a mucha gente le parecía ridículo y sin validez; pero que a él no le
importaba; pues lo único que deseaba era pasar un momento agradable y hacérselo
pasar a sus fieles amigos.