23 ago 2012

CRÓNICA 3


 UN ESTUDIANTE QUE TRABAJA


Actualmente, no es extraño encontrase con un joven universitario que estudie y al mismo tiempo trabaje; ya sea por razones económicas o porque quizás sea cuestión de gusto personal. La mayoría de veces los estudiantes trabajan porque realmente hay gastos de gastos que afectan la economía de sus  familias; es por ello que concientizados de la situación los jóvenes deciden buscar trabajos  que no tienen nada que ver con lo que están estudiando, ellos  ven este tipo de actividad como una  ayuda para poder mantenerse en la universidad y no dejar de lado su carrera. Bares, restaurantes y Auxiliaturas ofrecidas  en las distintas secciones de la Universidad Industrial de Santander son el tipo de trabajos a los que se enfrentan los estudiantes universitarios.

Estudiar y trabajar al mismo tiempo no es ninguna tarea fácil y más cuando uno como estudiante tiene que cumplir con las distintas actividades no de una sino de varias asignaturas al mismo tiempo; lo digo por experiencia propia, puesto que tengo una auxiliatura hace dos semestres en la sección de comedores y bienestar universitario de la UIS. Allí trabajo dos horas diarias  en las que debo manejar el sistema interno de la cafetería, ingresar salidas y entradas de mercancía, tomar la temperatura una vez  a la semana de los equipos utilizados en la sección, llevar el inventario mensual de las remisiones  en Excel, entre otras cosas. En muchas ocasiones siento que no doy más, es bastante  el esfuerzo que uno tiene que hacer para cumplir tanto en el trabajo como en el estudio.

Para mí el trabajar dos horas diarias implica: trasnochos, estrés y mucho esfuerzo personal y es en esos momentos en los que considero y  me pongo a pensar en otros amigos que no solamente trabajan dos horas como yo, sino que lo hacen por una noche entera o los fines de semana; el caso de un amigo mio llamado Pepito Rodríguez.

Pepito Rodríguez es un estudiante de Licenciatura en Español y Literatura, de 24 años que tiene su familia en Zapatoca Santander; un pueblo que se encuentra ubicado a dos horas y media de la ciudad de Bucaramanga. Él es una persona muy dedicada en las labores académicas; es más podría decir que es un muy buen estudiante. Este semestre tuvimos la oportunidad de volver a vernos en una asignatura llamada Latinoamericana I, él estaba muy ilusionado porque es amante de la literatura y por fin había llegado a la parte de la carrera que más le apasiona.

Puedo recordar un día en el que llegó muy desmotivado a la clase; le pregunté al salir qué era lo que le pasaba y me respondió que estaba muy triste porque en vista de que la asignatura tenia un nivel bastante alto de exigencia y él tenia que trabajar en un bar todas las noches para poder pagar el arriendo, su alimentación y los demás gastos que se van presentando ya sea en copias o en salidas extras de la universidad no veía otra alternativa que cancelar la asignatura.

La verdad me dio mucho pesar, el ver como un estudiante y amigo  tan comprometido en su estudio y responsable  tenía que cancelar una asignatura que es importante tanto en la carrera como para él. Le dije que por qué no lo intentaba y hacia el esfuerzo para evitar la cancelación; me respondió que él era consciente  de que si no lo hacía el perjudicado iba a ser él porque era cuestión de tiempo que le iba a impedir dedicarse a estudiar como debería ser.

Yo respeté su decisión y comencé a preguntarle acerca de su trabajo, me contó que desde que empezó a estudiar en la universidad tuvo que empezar a trabajar porque los gastos son muy grandes, su mamá es cabeza de familia y por tal motivo él no podía ser una carga más para ella sino más bien un apoyo con el  que ella pudiera contar. Pepito empezó a trabajar como mesero en Mercagan y allí aparte de que era bastante pesada la labor, era muy poco lo que ganaba; puesto que sus ganancias dependían de las propinas de los clientes que ingresaban al lugar y  en ocasiones no reconocían nada.

Su segundo trabajo lo hizo en Cuba, una discoteca que se encuentra ubicada en el sector de cabecera,  allí debía empezar a trabajar desde las cinco de la tarde los días viernes hasta las  cuatro o cinco de la mañana del sábado; él dice que el pago realmente no es que fuera malo sino que para los gastos que tenía no era justificable matarse tanto y no alcanzar a cubrir la mayoría de sus deudas.

Un día desesperado pensó en retirarse de la carrera y dedicarse a buscar un trabajo de tiempo completo; me cuenta que fue un momento muy difícil porque uno de estudiante al no tener nada de experiencia, lo único que encuentra son trabajos mal pagos que lo que hacen es desmotivarlo a uno. Esa vez, Pepito recurrió a una tía para que le prestara lo del semestre y gracias a Dios pudo matricularse.

En estos momentos, se encuentra trabajando en Ítaca, un restaurante bar que se encuentra ubicado en el sector de Cañaveral y donde recibe un buen pago; está feliz porque su mamá logró conseguir un buen trabajo y ahora sus obligaciones no van a ser tan grandes; pero un poco arrepentido por haberse apresurado a cancelar la asignatura de Latinoamericana I.